Almacenamiento sincronizado

Hoy en día hay muchos métodos de llevarte los documentos para poder consultarlos y editarlos siempre que lo necesitas, desde una pequeña memoria USB en el llavero, pasando por subirlo «a la nube» con Google Docs, o enviarlo y reenviarlo por correo electrónico. Pero siempre me resultaba algo  tedioso tener que sincronizar constantemente de forma manual los cambios en la memoria USB, acordarme de enviarlo por correo, o la limitación a unos cuantos formatos para la edición en Google Docs, contando con que no puedo editarlos en offline.

Te acabas acostumbrando, pero alguna que otra vez se me ha olvidado esa «sincronización» en la nube… hasta que descubrí el servicio de Dropbox.

Un sistema completamente transparente de sincronización de ficheros, totalmente gratuito con 2Gb de capacidad. Tan fácil como editar un archivo de forma local, y una vez que lo guarde, el servicio sincroniza automáticamente la última versión del archivo en internet. Si tengo la cuenta de Dropbox asociada en varios ordenadores, si lo modifico desde uno, automáticamente se actualiza en el resto… sin hacer nada. Además, tienes la posibilidad de recuperar versiones anteriores de las modificaciones realizadas a cada fichero… un sencillo gestor de versiones totalmente transparente.

Como punto a tener en cuenta, es que si necesito compartir un archivo grande, ya no tendré que ir partiendo en cachos para ir mandando por correo, o ir subiendo manualmente el fichero a Megaupload o similares. Lo muevo a la carpeta Pública y con el botón derecho del ratón puedo obtener la URL pública para que cualquiera pueda acceder a ese archivo.

Para mí, un punto más que positivo es que tiene versiones tanto para Windows, Mac como para Linux. Y si estás en un ordenador que no es tuyo, podrás acceder a todos tus ficheros sincronizados a través de su página web.

Yo todavía no le encuentro pegas. Si te convence y quieres probarlo, si sigues este enlace tendrás de regalo 250Mb más totalmente gratis.

Conceptos de Fotografía (6): El Flash

Después de mucho tiempo queriendo tener un poco de tiempo para seguir aprendiendo algo más sobre fotografía, hoy por fin pongo por escrito unos conceptos que he investigado en estos últimos días: Cómo aportar un poco de luz con el flash.

No era muy partidario de la utilización del flash, pero gracias a una sugerencia me he puesto manos a la obra y me he dado cuenta que es una herramienta que bien utilizada nos puede ayudar a captar lo que necesitamos en condiciones de muy baja luminosidad.

El contenido de este post se incluirá en el manual básico de fotografía, para así de este modo tener todos los conceptos en una sola página.

¿Empezamos?…

El Flash

La función principal del flash en la fotografía es la de agregar luz al objeto a capturar. Es recomendable utilizarlo sólo en los momentos en los que es imprescindible, tanto durante el día como por la noche.

El flash que viene incorporado en la Canon EOS 1000D es más que suficiente para aportar la luz necesaria en la gran mayoría de las ocasiones. Para trabajos muy profesionales, se podrá utilizar un flash externo (para iluminar espacios muy grandes, desde varios puntos…)

Lo más importante a la hora de tomar una fotografía es identificar si la imagen que queremos capturar tiene la luz suficiente como para capturar el detalle que deseamos.

  • En los casos de una imágen por la noche con un edificio iluminado en el fondo, provocará que el primer plano aparezca muy oscurecido.
  • También está el caso de la fotografía en interiores, con luz natural a contraluz; en este caso los objetos que se encuetren en primer plano no tendrán la luminosidad suficiente para salir correctamente.
  • O en exteriores, cuando la luz del sol está orientada de tal forma que  provoca sombras muy marcadas en el rostro.

El todos los casos, un flash «de relleno» nos permite salvar los contratiempos y poder capturar correctamente la fotografía sin sacrificar alguna parte de la imagen. Ten en cuenta que la distancia máxima de alcance del flash son (más o menos) 4 metros . Si quieres iluminar algo que está mucho más lejos, olvídate… perderás el tiempo intentando ajustar parámetros y apenas conseguirás resultados.

Lo primero que haremos será sacar el flash, pulsando sobre el botón de apertura. Ten en cuenta que sólo se abrirá si la cámara está encendida y en un modo no automático.

Personalmente, le aplico a las fotografías que van a necesitar flash el mayor tiempo de exposición que me permita la escena, para capturar la mayor cantidad de luz «natural» posible, y que la que obtengo por el flash sea una corrección lo más sutíl posible.

Hay que tener en cuenta que al hacer la fotografía, la cámara calcula la potencia necesaria del flash teniendo en cuenta la luminosidad del punto medio de la imagen. Si ese no es el punto que queremos iluminar con el flash, el resultado no será el mejor, pero para ello tenemos la posibilidad de hacer el cálculo antes. ¿Cómo?

Apuntamos en el centro de la imágen el objeto que queremos iluminar y disparamos una ráfaga de flash con el botón  (*).

Esto indicará a la cámara cómo ajustar los parámetros y potencia del flash para optimizar el punto indicado.Si te fijas, en ese momento se ilumina el punto central de los indicadores de enfoque.

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A partir de ese momento, el indicador del flash cambiará y mostrará que la próxima fotografía se realizará con los ajustes previamente calculados.

Es ahora cuando enfocaremos la escena como nosotros queramos y podremos disparar tranquilamente, sin preocuparnos por los ajustes de luz del flash.

Un consejo: revisa los destellos que genera el flash. Los objetos brillantes o espejos reflejan el destello provocado, y pueden estropear una buena imagen.

Un truco casero: Si el objeto que quieres capturar es brillante, puedes matizar la luz que proyectas con el flash poniéndole a la luz un «capuchón» casero hecho con un folio blanco. Es muy cutre, pero muy efectivo.

Subiendo el Paseo de la Castellana

Y como continuación de la fallida excursión fotográfica, ayer insistí en mi empeño de hacer una sesión en la ciudad de Madrid… y el resultado ha sido una tarde subiendo por el Paseo de la Castellana, con parada final en Azca.

El cielo en estos días tiene un azul muy interesante para la fotografía.

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Plaza de Colón

Ha sido una sesión fotográfica un poco corta. Por la mañana encendí la cámara para comprobar el espacio que me quedaba en la tarjeta de memoria, y al ver el indicador de batería a medias he confiado que  mi cámara no me  dejara a medias… pero no ha sido así.

Pero no por eso no ha sido poco productivo. Esta es una selección de las fotografías capturadas.

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La noche más corta

Dicen que esta noche ha sido la más corta de todo el año, y en todos los rincones donde se celebra esta fiesta, mitad religiosa mitad pagana, siempre ronda alrededor del fuego. Se dice que el origen procede del rito que ayudará al sol a tomar fuerzas, ya que a partir de este día, las horas de sol irán reduciéndose progresivamente.

Pero la realidad no es así. El solsticio de verano fue el 21 de junio, pero la tradición se conserva en la noche de San Juan.

Un rito en base al fuego como respuesta a un cambio natural que hace varios siglos no tenía explicación. Ha perdido todo el significado, pero la tradición continúa.

No sé qué tiene el fuego, pero te cautiva en una especie de sesión hipnótica.

Un nuevo déjà-vu

Nuevos tiempos para rememorar viejos momentos. Punto de retorno que abre nuevas perspectivas. Caminos que vuelven al principio… a la casilla de salida.

Ciclo constante y continuo, vueltas sobre el mismo eje… provocan cierto mareo, un nuevo déjà-vu, un regusto familiar de nuevos momentos ya vividos.

Cual escalera de caracol, siempre avanzando pero siempre sobre el mismo sitio… un poco más arriba que antes, pero realmente no cambian las vistas. Me resigno a seguir subiendo y a suspirar, a murmurar con la boca entreabierta: «Esto me suena».

Fotografía de kool_skatkat.