Cambiar el nombre de la máquina en ubuntu

La mayoría de las modificaciones que quieres realizar para administrar tu ubuntu, recomiendo hacerlas con la ayuda de ubuntu tweak. Por ejemplo, si necesitas cambiar el nombre de la máquina para poner uno diferente al que elegiste durante la instalación, tienes una opción sencilla desde «Sistema > Datos del Equipo > Cambiar nombre de host»

Bien, perfecto, es un método sencillo, pero vamos a saber qué es lo que hace en nuestro sistema.

El fichero /etc/hosts tiene toda la tabla de direcciones IP fijas, entre ellas, la traducción del nombre de la máquina a la IP loopback.

El fichero /etc/hostname es el que realmente tiene el nombre de tu máquina.

¿Y qué hacer para cambiar el nombre de la máquina sin utilizar ubuntu tweak? Para asegurar que el cambio no da ningún problema, lo vamos a hacer en tres sencillos pasos:

Abrimos el fichero /etc/hosts

sudo gedit /etc/hosts

para modificar el nombre de la máquina al nuevo nombre en las líneas ::1 (para IPv6) y 127.0.1.1 (para IPv4). Recuerda que el nuevo nombre no puede tener espacios en blanco.

Abrimos el fichero /etc/hostname

sudo gedit /etc/hostname

para cambiar el nombre de la máquina.

Grabamos los dos ficheros y listo. Ya has cambiado el nombre de la máquina.

Por saltarme la rutina

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Esta tarde, al salir del trabajo, y sobre todo después del fin de semana tan poco aprovechado que he sufrido, he decidido cambiar un poco la rutina y he vuelto por otro camino diferente al habitual. Ya que luce el sol y la temperatura es bastante agradable, me he parado un rato en el parque que hay sobre los depósitos del canal de Isabel II.
El verde intenso de esta época me llama a acercarme a la naturaleza… y en la ciudad la puedo visitar en pequeñas dosis en los parques y jardines que hay por aquí.
He pasado decenas de veces por aquí, y no está nada mal, pero no termina de convencerme la instalación de un campo de práctica de golf privado instalado en suelo público. No es necesario, ni un servicio público… pero parece que a nadie le importa.
En fin, dejemos a los políticos, que hoy no les toca…
El caso es que tan bien que me está sentando el cambio de rutina, que me apetece compartir este momento. He sacado el móvil y estreno la creación de una entrada en el blog con la aplicación de WordPress para Android para llegar al post número 500.
Voy a quedarme un ratito más al sol, que es lo que ahora me apetece.

Todo tiene un fin

Todo tiene un fin. Por más que nos empeñemos en lo contrario, todo tiende a acabarse. Pero esto no es necesariamente negativo. Un punto y aparte implica un nuevo comienzo, nuevos retos, nuevos horizontes, nuevas perspectivas, nuevas oportunidades.

Muchas veces me he planteado abrir un nuevo camino… es algo que ni puede ni debe descartarse nunca. Hay que sopesar lo que se tiene, lo que se puede alcanzar, lo que se arriesga, lo que se gana…

A veces un simple cambio de rumbo permite salir de un círculo vicioso, aunque ello implique tener que alejarte de las cosas que quieres o necesitas. Lo importante es darse cuenta en todo momento de dónde estás y tener uno o un par de objetivos claros.

Hoy es la última jornada de trabajo de un compañero de proyecto. Alguien del que he aprendido muchas cosas, aunque no siempre tengamos los mismos puntos de vista. Gracias por compartir este trayecto del viaje, ha sido todo un placer. No hace falta que te desee suerte en el futuro, porque sé que la vas a tener.

¡Buen viaje!

Fotografía de smokykater.

… y ahora me doy cuenta.

Hace unos días que leí un relato que me hizo recordar y reflexionar sobre varias cosas. Recuerdo como algo muy lejano en el tiempo aquellas veces que me veía obligado a revolver entre los trastos que almacenaba en el armario para tirar aquellas cosas que ya no utilizaba o no necesitaba. Lo recuerdo como algo casi traumático porque no me gustaba la idea de tener que desprenderme de cosas que, aunque no necesitara, habían pasado por mi vida.

No se exactamente cuándo ha dejado de ser un trauma, y se ha convertido en una costumbre frecuente… quizá tenga mucho que ver que ahora vivo en un piso pequeño y cada cosa tiene su sitio, y cuando entra algo nuevo, tiene que ocupar el lugar de eso que ya no utilizo ni necesito. A veces, las limitaciones te obligan a ser práctico.

El conjunto de recuerdos que me traen las cosas han ido poco a poco perdiendo su significado, quizá sustituyéndose por los recuerdos que me traen las fotografías o canciones. No he sido consciente de esta evolución… y me ha sorprendido darme cuenta ahora.

Fotografía de Adriano Agulló.

Con el ritmo cambiado

Llevaba desde el jueves con la mosca detrás de la oreja. Conocía la noticia de que mi compañero iba a cambiar de proyecto… antes o después esto iba a ocurrir. Pero el evento que se visualizaba en el horizonte se topa ahora con mi zapato. No esperaba con tanta prontitud el tropiezo, y ahora todo me pilla con el ritmo cambiado.
Aún no hemos acabado y todo se empieza a preparar para el siguiente ciclo. Muchos cambios, reducción drástica de equipo (porque se reduce el volumen de trabajo). Roles diferentes, un esquema de trabajo distinto…
Todo se mueve, no para nuca. No termino de rematar un trabajo y ya estamos preparándonos para el siguiente. No es fácil, pero esto es lo bonito de la vida: Al alcanzar la cima de la montaña puedes vislumbrar el nuevo paisaje a recorrer.